Pero sí: tiene q ver con el Pollo a la brasa. Ahí, rendido frente a mí, me encontré con un generoso sánguche de pollo a la brasa, calientito, rellenito con su piel doradita reflectando la luz de mis lindos ojitos. Bravazo. Creía que yo era la única persona que lo preparaba en mi casa o en la pollería del barrio de mi tía Pepita, esas donde te lo sirven tipo butifarra, donde cambian el jamón por el pollo del día anterior para que sea más rico (y también para ahorrarse unos centavitos)... pero cuaaaaando no!, Gastón siempre se las ingenia con este tipo de cosas y lo ha puesto a la venta en su sanguchería de Miraflores (Pasquale).
Creo que un golazo, porque mientras hacía la cola para pagar, varios lo pidieron y por supuesto, si yo soy “especialista” no me lo iba a perder! Bueno, muy bueno, aunque para mi gusto le faltaron las tradicionales papas fritas (cosa q olvidé inmediatamente atragantándome, para acompañar, un montononón de boliyucas) y algo de cebollita, por Diosss!!!
Por qué ninguna pollería (o quizás ya haya x ahí unas pocas, súper caletas) hace una? Ya me imagino qué dirán, q les baja la catego, pero mal ah, muy mal, si hasta sirven arroz, que podría pasar? Ah y no se olviden de las papitas, papitasss!
Y ustedes, q han probado que me digan para ir a comerrrrrrrr? Inviten, ps.
