viernes, 28 de setiembre de 2007

Pollo a la brasa con……


Papas fritas. Es lo que siempre esperas y lo más ideal, en teoría. Dizque porq al inventor no le gustaba el arroz (es q aquí el tallarín es lo único q se salva de tener arroz!) y así tenemos el ejemplo del sándwich de pollo a la brasa, éste sigue siendo precisamente eso: un sándwich el cual no esperas encontrarte en una pollería cuando a la 1 de la tarde desfalleces de hambre y, lógicamente, tu ambición y la de tu estómago es la de toparse a esa hora con algo mucho más grande y sustancioso...

Aunq hay sitios en donde te venden el pollo sin papas (como en los supermercados para, generalmente, llevarlo a casa y convertirlo luego en otra comida), es un hecho de q una vez q llegas a tu pollería favorita, ya bien ubicado en tu mesa, te acomodas y le repites al mozo casi sin pensarlo, cual mantra: “Señor, déme ¼ de pollo a la brasa”… asumiendo (y, empíricamente, sabiendo) q vendrá acompañado de sus amigas, las siempre fieles papas fritas. Y aquí entramos ya a un terreno algo + profundo y filosófico...: el pollo a la brasa sigue siendo POLLO A LA BRASA aún sin las papas? Y si x ahí entrara una tercera en disputa (no, no la ensalada, q esa casi siempre la pides –y se sirve– aparte), dispuesta a compartir el juego aún a las más incondicionales? Por si, este comentario viene a colación de las curiosas guarniciones q de un tiempo a esta parte aparecen junto a éste, sobre todo en varios distritos populosos de Lima en donde nos pareció verlo servido con el tradicional arroz verde del arroz con pollo. Y ni hablar de las yuquitas fritas, x las q ya puedes hasta reemplazarlas en su totalidad en ciertos sitios.

La verdad, mientras el pollo siga ahí, no me quejo ^__^.